[+18] Padrastro

—¿Qué horas son estas de llegar, Isabella? Obviamente, rodé los ojos, hastiada. No sabía por qué Asher se tomaba el trabajo de intentar ser el sustituto de mi padre. Asher ni siquiera le llegaba a los talones a papá, solo era el estúpido novio millonario de mamá. Mi madre, en cambio, estaba completamente dormida sin preocupaciones. Estoy segura de que su hija menor de edad que estaba hace un momento en una fiesta llena de estúpidos durante la madrugada, no es una muy grande preocupación... —Qué te importa. Dejo mis tacones sobre el suelo y hago una mueca, cuando mi cabeza palpita... ¡Mierda, no debí de haber bebido tanto! Me sujeto de la encimera y luego me pasó las manos brevemente por la cabeza. Estoy segura de que se preguntaran: ¿Por qué no estoy en casa con papá si tanto odio al novio de mamá? Bueno, es sencillo. Mi padre tuvo un viaje de negocios importantes para su empresa, por lo que, tuvo que irse a Italia durante un mes y no podía llevarme, asi que, tuve que quedarme en casa de mamá. Apenas cumpliendo mi primera semana ya no podía sobrevivir más dentro de esta casa. —No me hables así, Isabella, porque... —¿Por qué? Yo puedo... yo puedo hablarte como quiera, si al fin y al cabo... tú ni siquiera eres mi papá.— tambaleándome, le apunto el pecho a Asher, y no tengo que verlo demasiado para saber que eso le ha hecho hervir de coraje. Asher me sujeta fuerte por la muñeca, y aprieta la mandíbula, como si quisiera decirme de todo. Sabe que no es muy conveniente. Le diré a mamá si se le ocurre decirme algo fuera de lugar. —Me estás colmando la puta paciencia... — dice a regañadientes. —¡Suéltame, idiota! ¡Me estas lastimando! — gruño en su rostro, aullando de dolor. ¡Oh, mierda, eso dejará una marca mañana! Intento retroceder pero su agarre se intensifica, y el haber bebido tanto no me permite tirarle un golpe. Asher, traga grueso, aunque finalmente me suelta. Él me observa, se da la vuelta y se toma la cabeza, como si pensara que hacer conmigo. —Estás castigada. Lo dice, tan de pronto, que no puedo evitar verle con sopresa. —¿Qué? Tú no puedes castigarme... tú no eres mi papá. —Oh, claro que puedo castigarte, Isabella.— se ríe de mí, él muy imbecil. —Tu madre confía más en mí, en que su propia hija.—me lo escupe a la cara, como si fuera un logro. No es mi culpa, que mamá me culpe día a día, de que mi padre la haya dejado. —Mira, no me importa si mi madre confía más en ti que en mí. Yo lo único que quiero es que me dejes en paz, mete tus narices de viejo en donde perteneces, imbécil. Decido regresarle el ataque y tomo mi bolso para salir victoriosa de la sala, cuando Asher me sujeta por la muñeca de nuevo, llamando mi atención. —Isabella... —gruñé. —Así es como me llamo. ¿Deseas otra cosa?—elevo la ceja y Asher entrona los ojos... me mira... pero no el rostro, me observa el cuello, y de pronto lo recuerdo... ¡Oh, mierda, el imbécil de mi exnovio, me ha besado en la fiesta!... Digamos que fue un reto que me dejó un chupete del tamaño de una casa. Sobria no dejaría que Jordan me tocara ni un puto pelo, después de que me engaño con mi ex mejor amiga. —¿Qué mierda tienes en el cuello? —Lo que vez, ¿O a caso estás ciego también, Asher...? Él toma un aire profundo, como si estuviera aguardando paciencia. —Ven aquí. —Asher se sienta sobre el sofá y se golpea la rodilla. Frunzo el ceño. Sé que estoy bajo los efectos del alcohol, todo se ve borroso, posiblemente también esté alucinando dragones mágicos, pero esto está pasando de verdad.— Que vengas aquí, ¡Joder! —Asher tira de mi muñeca, y hace que caiga sobre sus rodillas. Mi cara contra el sofá y mi cuerpo contra sus piernas. —¿Qué coño te pasa? —pregunto, volteando a verle con una cara de pocos amigos. No entiendo su actitud, cuando mamá esta presente incluso suele ignorarme, pero ahora parece que está cabreado. —¿Quieres saber qué me pasa?—Asher me levanta el vestido que llevo puesto, dejando mi culo expuesto ante su rostro. No sé qué es más extraño, que el este viéndome el culo, o que esto esté pasando realmente. Pero solo puedo quedarme estupefacta. —Me tienes harto con tu puta vocecita. —Él eleva su mano, y simplemente cierro los ojos, encogiendome. Mi culo arde cuando su mano impacta contra el. —Suelta... —Siempre crees que tienes la razón de todo, tu padre te hizo una malcriada.—él vuelve a darme otro azote, aunque este con más fuerza que el anterior. Me retuerzo entre su agarre, pero es inútil, Asher es mucho más fuerte que yo. —No te aguanto más. —el tercer azote hace que lágrimas broten de mis ojos. Pego mi rostro contra el sofá y ahogo un grito de dolor... ¡Mierda, y vaya que duele! —¿Qué sucede? ¿Te duele? —Asher se ríe, como esos villanos de los cuentos de hadas. Le observo, con el rostro contraído del dolor. —¡Vaya! Pensé que soportaría más, con eso de que nunca te callas... Supongo que... no eres una niña mala. No puedo evitar jadear, cuando sus dedos palpan mi coño. ¡Mierda... es que estoy tan húmeda... ¿Por mi padrastro?! Asher me toca por encima de las bragas. Gimo, enterrando mi cabeza sobre el sofá. Nunca había estado tan excitada como en este momento. —Asher... yo... —¿Tú? ¿Qué te sucede, princesa? ¿Quieres que te folle duro contra la mesa? —sus palabras son fuego, siento que mi cuerpo arde. Incluso podría decir que estoy más mojada que antes. —Sí... De mi boca sale la afirmación sin pensarlo demasiado. —¿Sí? Sí, ¿Qué?—lo pregunta, quitando su mano de mi entrepierna. Desentierro mi rostro del sofá solo para tomarle de la mano y ponerla sobre mi coño húmedo. Asher sonríe, engreído. —Sí... —repito, sin mucha conciencia. Ahora no me interesa lo mucho que lo deteste, solo quiero sentir su polla dura dentro de mi coño. —Si quiero que me folles. —lo suelto, tan de pronto, aunque él solo me observa detalladamente. —Ruégame que te folle. —me ordena con una sonrisa ancha. —Por... favor, fóllame. —¿Por favor qué? —¿Fóllame?—cuestiono un tanto confusa. —No, princesa. Tienes que decirme papi. Bufando, entierro mi cara nuevamente en el sofá. No quiero decirle papi. No quiero que piense que puede tenerme en la palma de su mano. Al cabo de un tiempo, al ver que no comienza a meterme siquiera los dedos, levantó un poco la mirada, resignada. —Por favor, fóllame... papi. —Asher me sonríe y noto como comienza a quitarse el cinturón, cuando la luz de la cocina se enciende. Asher se levantó rápidamente, lanzándose al sofá. Gimo, aunque esta vez de dolor, mi cabeza palpita, aunque también me palpita la vagina... —Catalina, ¿Qué haces despierta?—Asher interroga a mamá, quien restriega uno de sus ojos y bosteza, mientras intenta servirse agua torpemente. —Quise... venir por un vaso de agua. —mamá balbucea, aún dormida. —Muero de sed... —Pudiste, habérmelo pedido, yo te la habría llevado. —Asher le sonríe, dándole un corto beso a mamá sobre la mejilla. Ella sonríe. Y yo... no entiendo bien ni siquiera donde estoy acostada... este sofá es tan cómodo... y esa basura de ahí... ¡Oh, es el perro de Asher viéndome como una nueva carnada! —Intente hacerlo, amor, pero no estabas en la cama. —Oh, sí, solo bajé por una pastilla para el dolor de cabeza, pero ahora que la encontré es mejor que vayamos a dormir. —¡Ay, amor...! —mamá intenta replicar, pero Asher la empuja para que suba escaleras arriba. Él voltea a verme por última vez, y me guiña el ojo. ¡Que considerado! Es lo último que puedo recordar porque mis ojos comienzan a cerrarse por si solos. Vaya noche...